domingo, 19 de abril de 2015

LUISA. Taller de escritura de cuento LA ARGAMASA


Era tarde. Yo me encontraba parada en una esquina esperando que cambiara el semáforo, cuando una mujer me pidió que la ayudase a cruzar esa calle.
Me quedé mirándola porque se parecía mucho a mi abuela y hasta me tomó del brazo de la misma forma en que ella lo hacía. “No me dan las piernas, nena” me dijo.
No pude contestarle nada porque un nudo en la garganta ahorcó mis palabras. Esa misma frase me decía Luisa. Luisa era mi nona y murió hace casi una década pero nos dejó muchos años de recuerdos que incluyen tardes en su casa, domingos en la plaza del barrio y paseos interminables por la calle Florida. Conocí a sus hermanos por sus recuerdos. Conocí su tierra por la melancolía de sus palabras. Conocí pocas personas tan rectas y tan bellas como mi nona.
Yo siempre quise ser como ella.

Llegamos a la vereda y la mujer me agradeció con palabras y un beso.
Yo me fui para el otro lado con el nudo en la garganta a cuestas pero giré para verla ir con sus años y su bastón. Tengo que dejarla ir.









Copyright©Silvana Buono. Abril, 2015
Todos los derechos reservados

ARGENTINA TELEVISORA A COLOR. Taller de escritura de cuento LA ARGAMASA



En ese entonces no había en casa televisor a color y la vida en la pantalla se veía en blanco y negro.
El año ´82 pasaba lento y se corría la voz de que algo estábamos ganando.A través de mis ojos de 5 años yo solía ver banderas celestes y blancas que repetía en mis dibujos del jardín sin saber el motivo, como tampoco sabía por qué debíamos escondernos debajo de las mesitas de colores cuando la maestra lo pedía.
Mi recuerdo más presente de esa época de arengas en la plaza principal, de marchas patrias y de uniformes militares, es la nena de pelo claro que cantaba en la tele. La canción hablaba de una carta y de su querido hermano que, según la letra, había sido un buen soldado.
“Es porque fue a la guerra” me dijo mi mamá pero yo no entendí mucho. Creo que aún sigo sin entender.









Copyright©Silvana Buono. Abril, 2015

Todos los derechos reservados

PROFECÍA. Ejercicio del Taller de escritura de cuento La argamasa

 Ya había cumplido los doce años y como varón de esa edad, le había llegado el momento de considerarse hombre. La ceremonia en la sinagoga unos días antes había sido muy emotiva para su padre y para Miriam, su mamá, que la había visto desde el piso de arriba junto con las otras mujeres de la familia sabiendo que ese era el comienzo de una etapa esperada.


Cuando esa mañana despertó vio que el día estaba claro y tibio y que, como ya lo habían empezado a hacer unos días atrás, ayudaría a su padre con el trabajo. El hombre era carpintero y amaba enseñarle a su hijo la tarea que también había aprendido a su edad.


Miriam los veía trabajar desde la ventana con cierta tristeza. Ella sabía. Sabía. Por eso quiso gritar cuando el joven Jesús tomó unos cuantos clavos y una enorme maza para unir las maderas que su padre sostenía.


“No tengas miedo”, sugirió el hombre. Entonces madre e hijo se miraron pensando en lo que vendría.




Copyright©Silvana Buono. Abril, 2015


Todos los derechos reservados